martes, 26 de noviembre de 2024

geometría de estado

La tierra dividida en segmentos,
cada porción con sus edificaciones mas o menos descoloridas, uniformes;
con sus mismos pájaros negros y en el centro,
su oblicuidad, su deformación y en el límite, 
solo advertencias de una nueva porción, de otra zona de peregrinaje, de otros pájaros negros, de peligrosas avenidas.

Cada delimitación geográfica 
pone en curso un lenguaje de lo - neto -
y aunque no se sepa, con mayor lucidez,
qué es la pertenencia,
se dice que es aquello que no tienen los allegados, las suicidas o los infelices que se lanzan al metro.

Hay algo macabro en las palabras
también en las ciudades, pegadas unas a otras
con mermelada de huesos.


las cosas diluidas

Confundo más que nunca los colores
<nunca es la infancia> 
y mi letra, mucho más  [reiteración]
desprolija que ayer,
es el lugar donde me siento
y dialogo en silencio.

Ahora sé que pendo de una luna rota, azulosa y me gustaría decir <escribir es una pasión conmovedora>

Las viejas playas del norte,
las viejas embarcaciones con nombres reconocibles,
se van hundiendo en esta tierra seca
que es el corazón de un perro muerto.

domingo, 24 de noviembre de 2024

15 de Nov: 

Junto a los rosales frescos y su geometría devoradora, me estiro como un gato amasando estrellas en la noche.  No estás.  No hay nadie en la palabra compañía.

miércoles, 20 de noviembre de 2024

escaleras

Conocer la palma de la mamo
para conocer cuánto  es un puñado
cuál es la medida / el que mucho abarca /

Yacer aquí sería yacer dentro de un órgano 
¿cuál?
¿qué  deterioridad?
enferma, enferma del corazón y la garganta
cuando las palabras son peñascos 

Y a quién decir
¿a la noche?
pobre y majestuosa máquina de ecos
¿a las personas?
manada demasiado grande, multitud llena de asociaciones y disparidad
¿la fórmula?
ninguna, ninguna y sin embargo, un método contra los espejos y las visiones de mí en los cristales de la ciudad

Padezco o me asisto
no lo sé 

Me abriga mi ignorancia 
y pido asilo en el silencio

Qué bella tarde, qué hermosos colores
trae la nada cuando el lorenzo es un Dios al otro lado del planeta



martes, 19 de noviembre de 2024

A veces, cuando sé a qué ibas, pienso en dibujar un teléfono y dibujar una llamada

Si pudieras enfrentar la distancia, asumirla, no insistir en un abrazo de nada, te haría, me haría un espacio  para ti, genuino y mágico. Pero no, esta vez me debo a mi propio estado, a mi entera singularidad, mediada por episodios siempre irregulares. No estoy habilitada para ser sólo contención, ni quiero estarlo. Necesito el gesto, no la equivalencia. 

En otro momento, no habría realizado el ejercicio de desarticular las intenciones, las experiencias que me llegan como mensajes que codifican mensajes interiores. Luz y sombra. No habría visto el matiz, la densa y amplia atmósfera del amor romántico instituido en la consciencia, en la subjetividad, en la fuerza deseante. La verdad, esta breve verdad, es que no puedo sacarte de mí con total desparpajo, con enojo de alta pureza. Me retiro, me saco de ti. Tienes las palabras adecuadas. Te falta conflicto, perder el pánico y eso no puedo transmitirlo. Son tu momento y el mío, dos elementos hechos a la medida de nuestra configuración o desconfiguración emocional. 

Yo tengo que seguir el mismo camino que los animales andinos. Sobrevivir en una parcial soledad. Sobrevivir contra todo lo que signifique < ahora, aquí, me debes algo > . Ni la carne ni el espíritu. Mi altar es secreto y está en todas partes.

lunes, 18 de noviembre de 2024

He pensado todos estos días en las afectaciones. 

coros

 Otra vez otra noche, el silencio alcanza para todas las cosas. Yo dibujo calaveras y botellas. Ayer alguien decidió abandonarse de esa barca rota a la que llamé encuentros, la persona, un cuerpo que acompaña. No lloro por ningún motivo en particular, porque simplemente no puedo licuar lo que siento, titular las heridas y continuar narrándolas con facilidad. Siempre he puesto mi música favorita cuando me he cansado de fingir que puedo con esto, innombrable y constante. 

I'm crying everyone's tears And there inside our private war I died the night before...

Solía decir que podía, que sabía, que había aprendido a doblegar el ruido blanco que existe en la tristeza. Pero no, dos pájaros vienen hacia mí y mueren en mis manos. Sentada o tumbada, siento como una luna oscura se abre en el pecho, una luna de soledades imperecederas, un abandono en la niñez. Dos pájaros mueren y sé que estos pájaros debo honrarlos al cielo, a la finura del viento; debo enterrarlos en la memoria Huanchicay y continuar, seguir o retroceder, doblar o esquivar, confrontar la vida y la muerte. Necesito oír la columna, necesito la música que abre los pliegues de la piel. 

Through the pain
Or enjoy the pleasure

Besé, succioné, partí abruptamente un dolor al que había sido cosida con hilos transparentes. Alguien vino y lanzó ese mapa, la libreta de las direcciones al fuego. Por fin no saber dónde ir, para qué exponer el cuerpo o ilustrar el corazón en formas aceleradas, hipertensas. No más la huida al rincón donde duermen las arañas. Vinieron perros vagabundos, con su mirada planetaria, con esos ojos de ángel haraposo. Lloré o quise. Quise a mi abuela, sus plantas, sus tejidos arropándome. Pero no, había que hundir la cabeza en el agua y pronunciar la palabra amor.

A nightingale no longer singins

El fuego, la pasión por escribir está disipada y cada letra es un pequeño territorio donde se entierran cardenales rojos. Territorios de flores diseñadas para morir arrojadas al río. La letra escrita con la misma materia de la que está hecha la memoria, la traición, el olvido, los sueños. Cosas grandes pasan cuando alguien se duerme. Enormes vigías a la espera de la noche, el reloj y las alarmas, el estar cerca de un nuevo día, un nuevo y miedoso día. Lo que quise, fue romper con mi historia y para eso, debo aniquilar mi tradición romántica, mi deseo de ser querida y mi siempre sensación de estar vaciada, de nunca abandonarme a mi propia vela. No existe nadie que pueda hacerlo, ya no lo hubo. Los pájaros azules, los peñascos y sus cactus abriéndose como fuegos sonámbulos. He visto hermosos colores, he yacido en lo más hermoso del desierto. Los suicidas escogen pimientos para suicidarse, en solitarias llanuras. 

I am disabled by fears concerning which course to take

For now that wheels are turning

I find my faith deserting me

Mis amigos entenderían, asentirían con la cabeza y con los ojos abiertos. Ahora, música, sonidos, guitarras estreñidas por el movimiento de los dedos. Dedos de alguien que duele. Música, sinfonías en cada zona de pulsión. Juraría que en mí hay un parásito que sólo es posible liquidar con música. Algo intraducible y aún así comprensible, como Devotion de Lisa Gerrard. La escucho y escucho también el propio dolor que significa llegar a esta ciudad, alejarme, huir, no tener historia con esta tierra ni arraigo con nada. Estudio, trabajo, me encojo en la cama como una planta que sólo nace en verano. No puedo olvidarme de mí siendo querida, abrazada, escuchada. Más abajo, las sociedades de peces deciden que es necesario dejar de soñar con la vida fuera del agua. Yo no puedo vivir en la inmersión, en ningún tipo de inmersión. Intento comunicarme adecuadamente. Fracaso. Intento manejar mi escritura, pero es ella quien me domina y pone en mí sus deseos. Vivo y no sé qué significa eso, más allá de trabajar y estudiar y adecuarse a un - alegre ciudadano promedio -. No puedo con la mediocridad y mañana habrá sol, habrá horas escogidas por alguien que pregunta ¿qué hora es? y habrá saludos y conversaciones torpes. No puedo dormir, hago muecas y tristes gestos con el cuerpo. Un lamento suena y golpea las ventanas, descubiertas para que pueda ver las hojas de los algarrobos siendo arrancadas por el viento. Es tiempo de oxidación, temporada donde soñamos con gusanos y huesos. Yo tampoco estoy preparada para el -estado del amor- o el -estado de gracia en soledad-. Los pájaros trinan fuertemente. Sus polluelos mueren al caer del nido. Sí, no tengo edad de pájaro, ni canto y aún así siento que algo muere cada vez que es momento de "aproximaciones", "acercamientos". Necesito tiempo para volver a decir, a soltar la mano de mi propia laceración. 

Habrá sol, mucho sol en las mejillas. Daré besos a mis manos. 


A contratiempo
escribo para ir,
de cerro en cerro,
dejando mis cintas amarradas en doradas acacias;
podría  necesitarlas 
para encontrar
un vasto espacio de fé,
algo parecido
al milagro pájaro
o insecto de verdes estelares
o cascada, fresca y rotunda,
como una lengua jugosa y transparente.

Lo siento ¿qué sientes?
una poderosa distancia
o alguien que hace 
ocupación en el lenguaje.

¿Qué sientes?
una soledad muy pura,
una enorme contestación...

martes, 12 de noviembre de 2024

Bar < El mismo >

Al caminar, dando pasos densos, algo me lleva a una imagen. 

En la orilla, un pez se retuerce para encontrarse con la mar, con su espuma, la efervescencia; desesperadamente ocupa sus aletas como abanicos sin estructura. En el agua, un veloz ser alado. En tierra, un foráneo, un moribundo asistido por el sol y la asfixia.

Me calmo, pienso que sólo es otro día fuera de sitio.

¡todas las horas me sirven como excusa para morir! ¡de sed! ¡de no comer nada más que bocanadas de impuro aire!

/ debería asumir mi desproporción /

Todos se parecen un poco a ti y algo mío,  los persigue, los confunde y da los pertinentes pasos hacia atrás,  el respectivo repliegue de mi carácter  < dócil y complicado >

Qué  tonta aferrarme, ya no se de qué manera, a esta forma de afectación. Mi jardín, solo en la memoria. ¿Los pájaros? en bandada, poniendo su breve pecho colorado a favor del sol. Un encuentro. 

Cierro las ventanas que pudieran darme paso. Afuera, yo, sin el cuerpo para entrar en el campo del amor.

Aprende y/o desarraiga tus claves mas hondas, es decir, hasta la forma de articular luna o morada o jardín lleno de ajenjos plateados. Lo demás, lo dicho, será  reinterpretado, incluso  la soledad del perro en la esquina o la planetaria calentura de los suelos.

lunes, 11 de noviembre de 2024

Pintaré, pintaré de color músculo 
lo que es hueso. Hace más  o menos un año, escribo un largo diario de vida, trizado como un espejo acrílico, pegado de la misma manera. Recién se abre la noche, con sus aromas húmedos, de niebla frutal, escribo mi pequeño día  y pienso seriamente en producir distanciamientos concretos, pero estoy cansada e incómoda,  lejana de mis propias  habilidades. Qué se sentirá, nuevamente, sentir otro calor que no sea el de esta catástrofe. Pongo las cosas en una balanza y pesa mucho más mi necesidad por desarbolar esta dura embestida, estos golpes bajos a la tierra. Esa es tu fuerza. No lo olvido.

domingo, 10 de noviembre de 2024

al mirar la ventana, una sola estrella
lloro desesperadamente
de alegría 
de "por fín, Fen, por fin puedes"

Una estrella
a la que ruego que ambas 
sigamos viéndonos
en torno a la noche
a la hora de poner
yodo en las heridas

Domingo, 10 de noviembre

Bello día. Una mujer rubia insufrible, patronal. Mas allá  de eso o mas acá,  yo caminando - extrañamente - con dulzura, con calma. Un río barroso; una rauda hebra de arcilla diluida. Tu voz y mi voz, dos materias tan disímiles. ¿Será que estoy empezando a decir? No lo sé. No me importa lo suficiente  en este momento, lleno de evaluaciones, trabajo y todas aquellas actividades que habilitan la - virtud ciudadana - o refuerzan - la condición  humana -.

Y a pesar de aquello, releo a Maria Luisa Bombal y vuelvo a enamorarme de sus praderas ensoñadas, de su atmósfera violenta y sexual. Escucho. No quiero luchar en la caída. Mañana otro día. Otro día poblado de sol, de INTI dorando las pieles.

sábado, 9 de noviembre de 2024

La Gran Avenida

Hay puentes pesados en los ojos
calor en las mejillas
hundimientos en la capacidad amatoria;
una honda tristeza crece como bulbos
en el pecho,
justo a la hora
donde la noche y el sol son el mismo Dios
y mi pena y la pena del mundo
son una sola cosa, un sólo código
una sola soledad con la que abro espacios
en la música;
ahí  puedo 
ahí  la noche me besa vagamente
ahí  el apagón o el cubrimiento  de cualquier imagen.


No quiero asistir a la enorme picadora de sueños
necesito la magia del paréntesis 
y allí 
convertir la harina en pan
la visión  defectuosa en oídos agudos;
fuego en signo y en el signo, fuego.

En la mirada secreta
de los jacarandá 
me abro y me cierro
me abro y me cierro
y amo y odio y siento la disparidad
la vértebra en la voz 
cuando se pronuncia 
aquí  mismo / dentro y no sobre / duele

 ll


En la motelera luz
veloz y roja
se pierde para siempre
una máscara.

Ella desenreda cualquier trampa semántica 
coopera con su propia - lejanía -
para no superponer árbol 
a cualquier ente vegetal;
para no decir y no hacer,
en el sentido más silencioso
y vago de los actos. 

La noche podría ser este
gran muro de contención 
donde los edificios coloniales
son iluminados, iluminados...

La gran avenida
un gran corredor de muertos
de hambre de frío  
o por putos 
o maracas
un gran corredor de muertos 
yacidos o lanzados sobre el trébol blanco;
qué memoria será la del trébol
y sus flores aplastadas o abultadas
como bolsas de suero.

La gran avenida
un paseo nocturno bajo los artificiosos faroles led
Una complicidad llana y lisa con las sombras.

La noche y el gran murciélago común 
pequeño como un sapito o principe volador
se come la última polilla
la última comedora de fosforescencia.

Amanece
amanece
totalmente 












domingo, 3 de noviembre de 2024

lo de antes no fue más bueno, fue distinto y en picada

El canto era cuando mi bisabuelo
sabía y podía llamar a las palomas.

Un sonido en el paladar 
enroscando la lengua 
para poder decir "acá estoy" "llegué"
sin vocabulario definido, así hasta la muerte.

Y en la enfermedad o en la muerte,
las palomas volaron como crisantemos grises
susurrando mensajes secretos
o despedidas aireadas, un lenguaje de piruetas tornasoladas

Un ferroviario 
( ... Lagrimas negras, caen, caen... )

Una maestra tejedora
con su tristeza de bolero:
cruenta y anciana;
poderosa como saber comunicarse con los pájaros, el antiguo don de no ser una sino todas y en distintas formas.

En el fondo
alguien o algo dibujó un brevísimo paso al encuentro: la enfermedad

Rasek, Raseek, no lo sé bien. Te nombro y tu calidez me da breve - resolución -. Hay atajos cuando te abrazo, atajos a otras partes que no son hacia lluvias prominentes; perdidas. Te deseo en el mismo sentido que deseo que los girasoles sigan creciendo. Complementar - si es que podemos - tu formato textil con mi formato poético; grafiar nuestra creatividad -. Y ahi me detengo. Espero. Espero que las plantas beban agua y la chacra en mi cabeza tenga cierta humedad. Esperar. Esperar no en el sentido del reloj, sí en la órbita, en la contemplación. Y podria, seguir, sí y espero...

sábado, 2 de noviembre de 2024

octubre

Solo un par de palabras
sin envenenamientos cruzados
bastaron para dar fuerza al poema. 

Al poema que es el muro cayendo
La luminosidad en el torso de los mirlos.

Los perros no se preguntan el frío 
ni su sombra de siempre o el porqué de su olfato memorioso.

Aprender y dejar de hacerlo;
Soltar en el sentido de arrojar 
una piedra en la superficie del río.



viernes, 1 de noviembre de 2024

atmósfera y no horizonte

Si en la bifurcación
en los aspectos más luminosos de la atmósfera
yace algo secreto, hecho de corredores
y puertas o ventanas abiertas
Si allí
o más allá
en el viejo rayo de los adioses
yacen dormidas las petunias
Entonces
también algo de mí - no de yo -
yace en el sueño y tiene corredores
o puertas en vez de ojos

La palabra está inscrita en el muro
y en el cuerpo, 
su delirio semántico,
el confuso y hermoso planeta 
que existe detrás o adelante
de la A y la B

A veces
la soledad sólo es triste
cuando es exacta
La unidad de medida del espíritu

¿cuál es tu fuerza?

mi debilidad 


líquidos pájaros me indican el camino

Primera lluvia y el primer desierto, con las palmas abiertas y sangrientas. No es una estigma. Es herida común, grave. Una sacerdotisa de zo...