El mar de los aventados y rojizos
Los piures amados arrancados de la piedra
Mucha conchilla mucho animal escondido en los rincones de los rincones Así como alimañas extraterrestres o espectros desesperados y errantes
El mar La mar
Marea alta baja angulosa
La niñez hundida en las posas llenas de sal
El sol dejando huellas de tigre en las espaldas
Y nuestro color de oliva de cerro de ratón altiplanico
Todo era niñez incluso el té y el remojo de las cosas sencillas La tetera la ceniza al alba El inmenso cielo sobre las carpas
Tanta estrella moribunda dándonos luz dándonos panorama de luciérnagas prófugas que en algún momento de la noche solo brillan desde lejos
La playa del recuerdo Agua luna
Los pozos
Los toyos
Las empanadas y las fritangas doradas
Los peces no cerraban los ojos al morir
Los peces los peces de la memoria tampoco
El güiro de la mañana yodada
Cangrejos chiquitos como criaturas de un mundo subyacente sublimado pero tan hermoso
La luna completa
La rabieta de las 6pm y las toallas pinchudas como sacos de papas
El té el té siempre fue rey de todo
Después de largas horas en el mar
En la mar
Dentro de la vasta masa oceánica
La niñez dentro de una taza
De una tetera tiznada por las horas saladas
En el güiro y en el sol de yodo