Bello día. Una mujer rubia insufrible, patronal. Mas allá de eso o mas acá, yo caminando - extrañamente - con dulzura, con calma. Un río barroso; una rauda hebra de arcilla diluida. Tu voz y mi voz, dos materias tan disímiles. ¿Será que estoy empezando a decir? No lo sé. No me importa lo suficiente en este momento, lleno de evaluaciones, trabajo y todas aquellas actividades que habilitan la - virtud ciudadana - o refuerzan - la condición humana -.
Y a pesar de aquello, releo a Maria Luisa Bombal y vuelvo a enamorarme de sus praderas ensoñadas, de su atmósfera violenta y sexual. Escucho. No quiero luchar en la caída. Mañana otro día. Otro día poblado de sol, de INTI dorando las pieles.
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