cada porción con sus edificaciones mas o menos descoloridas, uniformes;
con sus mismos pájaros negros y en el centro,
su oblicuidad, su deformación y en el límite,
solo advertencias de una nueva porción, de otra zona de peregrinaje, de otros pájaros negros, de peligrosas avenidas.
Cada delimitación geográfica
pone en curso un lenguaje de lo - neto -
y aunque no se sepa, con mayor lucidez,
qué es la pertenencia,
se dice que es aquello que no tienen los allegados, las suicidas o los infelices que se lanzan al metro.
Hay algo macabro en las palabras
también en las ciudades, pegadas unas a otras
con mermelada de huesos.
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