piedras sin relieve
adozando caminos muertos.
¿Pudiste llegar?
¿Pudiste hundir los ojos en el sol?
El muro no está delante únicamente
adentro también reside el carcelero.
Puedo verte
oliendo las flores del desorden.
Puedo retorcerme
de angustia
cuando el mundo
r e v i e n t a
en mi boca.
¿Y si la ola
me arrastra
como una piedra
pequeña y volátil?
Mancomunada
con la destreza
del fracaso
sortearé alturas y caídas;
acogeré
silencios abisales
lo inmenso
que puede
llegar a ser
un sólo rayo de sol.