sábado, 9 de noviembre de 2024

La Gran Avenida

Hay puentes pesados en los ojos
calor en las mejillas
hundimientos en la capacidad amatoria;
una honda tristeza crece como bulbos
en el pecho,
justo a la hora
donde la noche y el sol son el mismo Dios
y mi pena y la pena del mundo
son una sola cosa, un sólo código
una sola soledad con la que abro espacios
en la música;
ahí  puedo 
ahí  la noche me besa vagamente
ahí  el apagón o el cubrimiento  de cualquier imagen.


No quiero asistir a la enorme picadora de sueños
necesito la magia del paréntesis 
y allí 
convertir la harina en pan
la visión  defectuosa en oídos agudos;
fuego en signo y en el signo, fuego.

En la mirada secreta
de los jacarandá 
me abro y me cierro
me abro y me cierro
y amo y odio y siento la disparidad
la vértebra en la voz 
cuando se pronuncia 
aquí  mismo / dentro y no sobre / duele

 ll


En la motelera luz
veloz y roja
se pierde para siempre
una máscara.

Ella desenreda cualquier trampa semántica 
coopera con su propia - lejanía -
para no superponer árbol 
a cualquier ente vegetal;
para no decir y no hacer,
en el sentido más silencioso
y vago de los actos. 

La noche podría ser este
gran muro de contención 
donde los edificios coloniales
son iluminados, iluminados...

La gran avenida
un gran corredor de muertos
de hambre de frío  
o por putos 
o maracas
un gran corredor de muertos 
yacidos o lanzados sobre el trébol blanco;
qué memoria será la del trébol
y sus flores aplastadas o abultadas
como bolsas de suero.

La gran avenida
un paseo nocturno bajo los artificiosos faroles led
Una complicidad llana y lisa con las sombras.

La noche y el gran murciélago común 
pequeño como un sapito o principe volador
se come la última polilla
la última comedora de fosforescencia.

Amanece
amanece
totalmente 












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