jueves, 30 de enero de 2025

espectros

Sí, estás aquí, en formas fantasmales; un amplio espectro, una bella e imposible aparición. Escribo para decir este tipo de pequeños mundos; para describir su voluptuosa creatividad. Existe magia en eso, también la potencia del fracaso al no poder desconfigur el lenguaje rápidamente. Vuelvo. Estás y podría bailar y abrir las cortinas y que mi piel sea dorada como los ojos del oro. Y, más allá de mi - confianzuda melancolía -, pienso en que abro estas rosas invisibles y pongo en su centro una vasta sensualidad; un animal enyehuecido que galopa al sol. La pasionaria, una expresión extraterrestre del planeta. El destino obra como el orden y el caos del universo obró para diseñar una extraña y magnífica flor. Yo, sumida en una extraña calma. No fear. La noche besa mis manos. El líquido, las nuevas maneras, los <no sé> por desconfiada, por sincero desconocimiento... Algo se abre y cierra. Yo, en la noche y tú, aquí dentro, dentro...

domingo, 26 de enero de 2025

lo vital es una hormiga junto a otras

 Cuando los colibríes detienen su vuelo y toman agua, el planeta parece un hermoso milagro. Todo el caos contenido en un animal, ligero y veloz. En los ventanales, reflejos y sombras que se funden con la noche. 

/ eres quien se ha caído y ha traspasado al otro lado  /

Siempre una gran tiniebla; numerosas cosas grisáceas al alba. Algo grita. Algo dice / no hay temor / es posible lo pleno / el pájaro saciado /

Y la crueldad es transparente; tambien las afecciones. Los ojos del puma al amanecer. Mi repentina - no insólita - obsesión por la mar y sus empujones líquidos, sus archipiélagos vitales. Querer. Extrañar como un toro o un gato o una cobra. 

Los papeles, la poesía,  los dedos húmedos. El vino, las copas abandonadas, el río. Disolución, extrañas apariciones. Sexo con la nada, los pedales y las guitarras con su artesanía sonora y digital, amplificadas como delfines muriendo.

El sonido de lo desaparecido. El sonido del encuentro. 


miércoles, 22 de enero de 2025

no puedo ir al encuentro sin temor

Si digo: abecedario, canto de techumbres, planetas alineados, no siento miedo. Si digo < me inunda la hora > < el tiempo es una máquina aplanadora >, lo digo a mi misma, de modo reservado y demasiado puro. Siento miedo de decirte mi próspera melancolía, el deseo de yacer sobre la arena. Y que huyas y que yo me sienta más sola. Será miedo, egoísmo, autoflagelo. Quisiera que estuvieras aquí, con tu desmedida expresión emocional; esos ojos... encogidas vertientes de aguas negras. Te soy ahora una - prominente persona lejana -. Te importo a lo lejos. Y tu a mí también, pero este poder de invocación hace que los grillos formen orquestas y las palomas sean dulces campanas. No temo. Encontré música. Es como si las medusas y los pulpos fueran suaves tambores. Música sin voces. Mis ojos te buscan así, sin mirada, en objetos llanos y sombríos. 10:00pm y el sueño no me halla, no despliega sus músculos de vuelo. 

Yo, mañana, la calle / agua amarga / cruzando, cruzando no sé qué sentimiento de sauce mordido o pateado...

martes, 21 de enero de 2025

La traición es un bello ballet

Presiento una traición de mí a mí.  La expectación, la espera extendida y comunicada, es la forma más rápida de liquidar el encuentro. No vienes, lo sé. No hablas, no te interesa el mutismo en mis ojos; mi pequeño vuelo de Caracara, esperando su turno, su habla a mitad de la nieve. Como en una honda poza, lanzo pétalos de sangre. Ofrendo esta ridícula y rasgada ternura a todo lo que signifique distancia de lo sagrado. 

¿Cuál es el sonido de las medusas?
¿de las corrientes ultramarinas?

Es simple. Tenía que serlo, no había suficiente materia para conformar un planeta, un poema de Cioran o simplemente entender la no separación del cerro con la pirca. Escucho el río, el cañaveral desollado y con el, los gorriones aventados en el piso. Vida de pájaro abandonado. Alimentación forzada de pájaro vacío, ahuecado. Velocidad no es rapidez y rapidez es un intervalo impreciso como dos arañas negras en la noche. Tranquilidad. Me sé enemiga. Me sé agresiva en los sueños. Afuera, grillos y tortolitas. Hermosas apariciones. 


domingo, 12 de enero de 2025

noche fría, palidezco y pienso

En la noche, que es una temporalidad, un ambiente, un espacio vital. En la noche, escribo. Y las cosas parecen darse vuelta; mudar a otras cosas, lejanas, improbables. No sé qué es esto, R. Sin embargo, lo tengo. Es una continuidad. Algo - que es un viejo habitante de mí - hace que me quede. Tengo visiones de ti, algunas confusas. La confusión no tiene medidas. Pero esta luz que entra sí, R. Es pequeña, moderada y se amplifica. Tengo visiones de ti y quizás necesite el encuentro / en las playas de mi infancia / para poder traducir el canto de estos viejos y huérfanos pájaros. No entiendo. Solo la continuidad. Tus ojos, tu voz posible y dulce y grave. ¿Quién eres, R? ¿en qué carta va tu nombre, el olor, el líquido? 

El pensamiento, mi gran flor, mi pez torpedo, con órganos eléctricos. Reacción. Prudencia. La prudencia es una fé. Creo. Lentamente creo. Y esta inquietud, que es la noche, R., se va acomodando en la ventana. Me dice <descansa, descansa lo suficiente> y va escondiendo la luz de los objetos hasta que mis ojos se duermen hondamente, hondamente. 


 Me siento representada por sonidos, por espectros, por materias invisibles. En la nada, existe bosque marino, ojos posibles, formas diminutas de asociación. Entonces, abro la ventana y la luz, muy medida, entra y cierne su - visibilidad - sobre objetos. Si lo pienso, la luz es un fenómeno que está por fuera de mis habilidades sensitivas. Necesito ir a cada metáfora del planeta; asociarme a la magia que existe porque existe sólo para sí y no para tristes espectaculos. El cuerpo es unidad biológica. Y la unidad biológica, una composición, figura, música o ruido o espíritu. Vivo y agradezco esa nada. Parcial y completa. 

Cola de zorro

mañanas, temporalidad primaria 
polvo negro en todo
las cortinas cerradas, con luz muy medida
alcohólicos en los zig zag
las primeras barberías abiertas
el salón está vacío 

Esta gran arquitectura mortal
su salubridad ferroviaria
sus muertos de hierro

En los ojos o en el pecho
más adentro, en los pulmones
un centro canceroso
una capacidad limitada de contar pájaros 
o granos de arena o toninas

Ya se va el día 
como un hervor de cliente prostibular
se va y se va
y en contraste, los enormes vapores
y el naranjo acrílico de la tarde
son una nubosidad porosa, horrososa, matadora

Ojos de zorro muerto
ahí la noche, ahí el amor, el deseo, la fabricación, el trabajo, la puta, la plata, la maternidad, el cáncer 

El zorro de mi vida, mi tesoro maldito, amado
mis zorras enloquecidas, aguadas, ardientes, desaparecidas y aparecidas provisoriamente; escapistas y presentes; mi amor de zorro, el puerto es muerte, los peces no mueren por la boca; las golondrinas no son azules; no hay transparencia en el canto; sólo una sórdida tos, una voz moribunda, mi amor de zorro...

lunes, 6 de enero de 2025

No soporto nada. Esta pequeña porción familiar que mantenía, con cariño y dedicación, también ha comenzado a descomponerse. Quizás sea la hora de recortar todos los rostros de las fotos. O recortar el mío, quemarlo, sacarlo y expulsarlo a un lugar líquido, una estancia de peces que me aman. Llevo horas acostada, inutilizada por mi propia mano. Mi propia mano sería esta depresión o ansiedad o cualquier tontera incomprendida. Suena reggae brasileño. Yo odio. Soy toda odio, repulsión sin eje ni radio; disparatada. 

sábado, 4 de enero de 2025

Fondo de marejadas
oleaje en los ojos de la boca

El silencio es un cuerpo
y el cuerpo
un poema que dice


Debería trasladar todo a papel.
Esta diluida la sensación, cómo es posible, me pregunto. Grandes cerros; zarapitos en la costa. La costa de mi amor. Ya no dibujo rostros en la arena, con sonrisas luminosas. Pero tengo algo que podría brillar, brillar en el sentido de los astros. Qué dulce es finalmente la distancia. Vuelve el sexo, las novelas largas. Muchas palmeras. Besos debajo de la niebla, frente a la iglesia. En los cañaverales, el sexo ardiente, oscuro; también el llanto, las cosas perdidas, el antiguo rastro. Te amo mi amor animal, mi amor escondido siempre en el fondo del río.

líquidos pájaros me indican el camino

Primera lluvia y el primer desierto, con las palmas abiertas y sangrientas. No es una estigma. Es herida común, grave. Una sacerdotisa de zo...