martes, 21 de enero de 2025

La traición es un bello ballet

Presiento una traición de mí a mí.  La expectación, la espera extendida y comunicada, es la forma más rápida de liquidar el encuentro. No vienes, lo sé. No hablas, no te interesa el mutismo en mis ojos; mi pequeño vuelo de Caracara, esperando su turno, su habla a mitad de la nieve. Como en una honda poza, lanzo pétalos de sangre. Ofrendo esta ridícula y rasgada ternura a todo lo que signifique distancia de lo sagrado. 

¿Cuál es el sonido de las medusas?
¿de las corrientes ultramarinas?

Es simple. Tenía que serlo, no había suficiente materia para conformar un planeta, un poema de Cioran o simplemente entender la no separación del cerro con la pirca. Escucho el río, el cañaveral desollado y con el, los gorriones aventados en el piso. Vida de pájaro abandonado. Alimentación forzada de pájaro vacío, ahuecado. Velocidad no es rapidez y rapidez es un intervalo impreciso como dos arañas negras en la noche. Tranquilidad. Me sé enemiga. Me sé agresiva en los sueños. Afuera, grillos y tortolitas. Hermosas apariciones. 


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