lunes, 30 de junio de 2025


Puedo ver la marca
las estrellas cansadas, repartidas como un puñado de sal sobre la noche

La mesa está vacía
porque alguien toma todo y lo engulle

Escucho música
la del pájaro imitador
la de teclados congelados
la de ecos que vienen desde pozos lejanos 
para dar conmigo 
en sueños veloces, vaporosos;
sueños hechos de vidrio molido,
de flecha hundida en la vieja arena...

El espíritu: sismo transparente.
La soledad: desplegar la fe en la nada
El invierno: alguien con olor a ser querido

¿Nidos, una voz que se acerca a velocidad primaria o una taza de té llena de alas de termita?
Perdida la esperanza
encuentro el árbol
y no el fruto;
la espontaneidad 
que requiere la observación;
la mirada con mira de rifle semiautomático
para saber
cómo
lanzar el cuerpo
cómo
lanzar el cuerpo
incluso
sin mirar 

parto asistido

¿Por qué o cómo migran en mí, luces de olvido, comparsas muertas? Alegría en la forma, en la triangulación del cuerpo. En el espíritu, una pena glaciar, esteparia; porque todo en mí es mundo, funeraria o lámpara dormida.

Por la mañana, los espejos continúan su triste imitación de charcos y orillas. Nevazón en la cordillera, también en la pampa, pálida y muteada. 

Digo no al sonido de mi infancia, sangre o de mi capacidad amatoria. Soy un cuarto aislado, con los sentidos sellados al vacío. Algo nace y me posee y se traga mi - identidad provisoria -. Tiene voz o trino. Nazco nuevamente y el humo, el odio, mis abrigos, son experiencias novedosas. Es mi fiebre o el ardor en la memoria post traumática; fría y punzante. Es el paso del zorro por la estela de la noche; el hervor en mi sangre, nueva y determinada, brutalista...

domingo, 22 de junio de 2025

cómo se hace mar

Sonidos de delfines chocando y orando en la roca. Velas para los muertos en el mar, velas corridas por el viento. Personalidad. Carácter. La traición es sucesión engañosa, espontánea aunque decidida, deliberada. Existe una máquina retroexcavadora devorando mi corazón. La noche es suave, lánguida en aspecto, nubosa. Y, tranquila, preparo té negro. Carácter. No hay rasgos - para siempre y por siempre -. Frío en los frascos de perfume, cremas de peinar, mis botellas de vidrio. Vivo con mucha fe en una botella de vidrio, escindida en una pequeña trizadura. La trizadura es un animal muy querido y muerto. La trizadura es la transformista que baila y brilla y se suicida en mi interior. Hay espacios huecos, sentimientos de vampiro en retirada, agónico. La mortalidad, la siembra de trampas en el lenguaje común, la confabulación de - los blancos narcisos - en el espíritu. No hay flores. No hay sepultura. No caben cosas en llanuras depredadas, absorbidas. 

La marea está alta, alcanza sombras y luces; cuerpos y formas vegetales. La salinidad me besa las mejillas. Me las rompe. Yo la beso. Yo voy al mar muriendo, voy al mar y beso su profundidad, su lejanía...

domingo, 15 de junio de 2025

una puerta que da a una ventana donde está el < pájaro adiós >

 Reiteración. Podía construir noches rojas en tus ojos; escondida entre los techos como una gata acostumbrada al borde, a la ventana, a la cornisa. Interferencias. Algo me detuvo. No pude. Un instinto fantasma, una pulsión que viene desde un pozo interno; aparecido sólo cuando una tristeza expandida me golpea. En mi cabeza, hay galgos labrando la - disolución - - la carrera siniestra -. Galgos perdidos en mi sangre. Beso tus palmas, siempre las besé como a dos monedas sagradas, relevantes no en valor ni en forma sino en textura, en sensaciones místicas y recónditas. Ahora, una fuente vacía, mi carácter de pájaro migratorio, exploratorio. Ahogamiento. En el ahogamiento, incluso en la llanura de las palabras luego de una tragedia, puedo transcribir las imágenes mentales, la geografía de no ver a nadie sobre nada. Y a pesar de mi elocuencia o de mi - desproporción medida - no se me entiende. No me entiendas. No es el entendimiento. No es la palabra razonada. Es mi compromiso con el compromiso primario de no estar sola cuando veo el sol. A mi deidad le ofrezco mi dolor, mi peregrinación traslúcida, de caracol pisado o medusa en la ola austral. Besaba tus palmas. Besaba tu sangre. Había en mí un jardín para tus pájaros enrojecidos. Ahora, un bebedero de sal, confusiones cuando recuerdo el líquido; el bramido; el vapor;  y, recostados debajo de pieles falsas, a la hora en que el sol nos volvía dorados huesos, íbamos perdiendo - los pies en la tierra - y dormíamos, dormíamos y soñábamos y teníamos pesadillas y nos amábamos y la música acoplada de los autos y el té y el espíritu apoyado en la ventana, apoyado en la noche donde digo que no hay comprensión que no hay posibilidad que tiemblo locamente 

miércoles, 11 de junio de 2025

No encuentro la llave de las puertas
hay entradas al final, en la salida;
será un momento, un pájaro de mal agúero
haciendo nido en mi voz, en este cuerpo de agua vaciado, destruido... será, será cierto y falso y pérdida de las iluminaciones...

¿un momento es esta secuencia feroz? ¿esta ausencia de pez que besa mis manos y no desaparece tras la ola? arquitectura de espantos. Tú invocaste estas edificaciones. Tú rejurgitas hacia dentro, acoplas lo exterior y lo traduces en una experiencia vomitiva, comestible. No es el miedo, no es la sombra. Es el color de la mañana, es la confusión ampliada, corporizada en una hermana azotadora y cruel. Beso la ventana. Beso la imposibilidad entre mi cuerpo y el cuerpo - afuera, gris y enceguecedor -. 

Amo mi planeta de huesos. Aquí adentro, en el sueño vaporoso, mis muertos nadan a mis ojos. No hay edificaciones imperiales, pero sí una vasta acoplación de desiertos. En el centro, la orilla. Beso y arranco las hojas poseída por la desidia, por esta lluvia que se deja caer y nada más... 

Puedo ver la marca las estrellas cansadas, repartidas como un puñado de sal sobre la noche La mesa está vacía porque alguien toma todo y lo ...