hay entradas al final, en la salida;
será un momento, un pájaro de mal agúero
haciendo nido en mi voz, en este cuerpo de agua vaciado, destruido... será, será cierto y falso y pérdida de las iluminaciones...
¿un momento es esta secuencia feroz? ¿esta ausencia de pez que besa mis manos y no desaparece tras la ola? arquitectura de espantos. Tú invocaste estas edificaciones. Tú rejurgitas hacia dentro, acoplas lo exterior y lo traduces en una experiencia vomitiva, comestible. No es el miedo, no es la sombra. Es el color de la mañana, es la confusión ampliada, corporizada en una hermana azotadora y cruel. Beso la ventana. Beso la imposibilidad entre mi cuerpo y el cuerpo - afuera, gris y enceguecedor -.
Amo mi planeta de huesos. Aquí adentro, en el sueño vaporoso, mis muertos nadan a mis ojos. No hay edificaciones imperiales, pero sí una vasta acoplación de desiertos. En el centro, la orilla. Beso y arranco las hojas poseída por la desidia, por esta lluvia que se deja caer y nada más...
No hay comentarios:
Publicar un comentario