domingo, 17 de marzo de 2024

eres un cobarde san franciscano

Te odio y te vuelvo a odiar
en reiteración, absoluta
y profunda.
Podría
amarrarme la quijada
y aún así mis dientes sonarían
cómo dos buques que chocan
Y aún así
podría aplastarte la cabeza contra el piso.

Pero no te veo
Y ahondar en todo esto duele
duele y quiero morir
incluso
más que la primera vez que tomé un montón de píldoras
o corté mis brazos como huesos antiguos y tallados.

No existe posibilidad
nunca existió la posibilidad de ser la misma en ningún momento
en ninguna hora
a pesar de las apariencias y la virtud de la máscara.

Solo se es un instante
Ahora soy un animal desconfiado
abriendo las palabras para ver si encuentro
algo hermoso
algo más que nada debajo de los árboles

Y recuerdo y la imaginación
se va sombreando como un país que se borra del mapa.

Recuerdos llanos, lisos
sin porosidad emocional;
eso queda en alguna parte de mi cuerpo,
un espacio estéril,
una sombra con fechas y asuntos pinchados en su centro.

Un nombre al cual odiar
íntegramente
definido y espantoso 

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