miércoles, 14 de febrero de 2024

Hojitas, aún verdes y tan desprendidas,

caen sobre el suelo, destinadas a ser devoradas por la tierra.

Algo pleno nace, una luz silenciosa 

la brisa del verano en las palabras

las inútiles

traducciones de La Soledad.

Busco en la consciencia que oscila en mi cerebro

El porqué de las preguntas

El porqué de la noche

donde mi garganta acoje extraños visitantes, desolados signos.

El cómo y el cuándo de la lluvia a la hora de "ir a dormir"

y no dormir hasta destriparse la razón.


Había niños y perros, pájaros acurrucados en el pasto tibio de las 18:00hrs

Buenos augurios a la hora de decir "vamos"

 y no saber dónde se llega al trepar la enorme ciudad con sus luces y símbolos,

encendidos cómo velas de sangre.


Y en el ardor, con los ojos evaporados y el cuerpo hueco como el alma, recuerdos primarios, umbilicales, infantiles. 

No sé abrir la caja. No tengo la fortuna del herrero.

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