jueves, 8 de diciembre de 2022

06:00 AM

Ni ángel ni criatura de más abajo, allí donde nace la vida y la muerte. Nada. En la nada caben muchas materias, elementos, figuraciones. Se está dentro de la nada cuando no hay más remedio que quemarse los pulmones y escribir, paso a paso, la desgracia de no saber porqué, ni cuándo ni cómo se hizo este pacto con estos ojos, con esta boca, con estos brazos abiertos y débiles. Los pájaros de las 06:00 AM son pequeñas estrellitas trinando la muerte. El canto, esos múltiples silbidos, las melodías del alba, son una porción de ese otro mundo que amo: lo animalesco, el rito de cantar a las 06:00 porquésabequién y no por obligaciones humanas. El misterio, la duda en lo vivido, lo que acontece sin miramientos de hombre enorme y aplastante. 

No me entiendo y talvez sólo me queden cigarros y libros y amistades. Las bugambilias aferradas al muro, pueden traspasarlo. La transparencia es un don del agua y sólo hay piedras en el camino. Iré, prometo que iré no en la búsqueda sino que al encuentro de la sombra o de la materia que no se sabe qué es hasta que se deja de respirar. Mientras tanto, escribo. Escribo porque sí, para sí. Es un desenredar o anudar. Escribir es conjurar, derrumbar, sostener cadáveres. 

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