Confusión a la hora de traspasar la línea, de cruzar a tu lado, que es el lugar donde no veo, no observo, sólo existo de milagro.
Cansancio de sonreír a ellos, que no sabrán nunca nada de mí más que la mentira. Necesito un descanso animal, poner en hibernación el estado de perecimiento, alejar o disipar a la bestia que nos hace presentes y ausentes. El tiempo. Tiempo de nada. Tiempo de irremediables ojos que no conocerán nunca la lluvia.
Cruzo la línea, la cruzo y hay un cuerpo más grande que el mío, hay un cuerpo y una voz y manos que apretan. ¿Eres tú? ¿es mi penumbra de siempre? ¿ es el ser que veo y huelo y abrazo como un animal que padece desde hace mucho?
No hay palabras para las explicaciones. Sólo mi sombra uncida a mi con hilos de extrañas materias. Mi compañera, mi persecutora.
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