es donde puedo trazar
el recorrido de un pájaro hecho de materias puras; un recorrido a las calles y ventanas y pasadizos del cuerpo y de la ciudad, flotante
como una voz acuática, líquida.
Podría la noche
desplegar toda su amplia coloración;
su temperatura, lo que está del otro lado de la calma.
La pasionaria y sus frutos lumínicos;
los bebo, los ofrendo a mi lengua y mis palabras son plateadas estructuras, fusiones insólitas.
Hay un dios en estas ganas de que me ahorquen
y en las pequeñas lamparillas,
deseos de alguien que vive en una ventana abandonada.
Estoy llegando llegando no importa la dirección llegando llegando en lo más hondo en lo más rojo posible / contra la nostalgia planetaria más grande alguna vez profesada / esta es una fé prometedora, ardiente y estrellada; comunicante sólo de este momento, en que la noche abre su enorme compuerta y desalojamos el miedo
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