miércoles, 24 de julio de 2024

 Plantas variadas, en color y forma, en profundidad de grises soleados y noctámbulos. Anochece, los pájaros tienen su centro que es una rama y en la rama un nido.  Hay huevos rotos en el piso. Algo cae y se rompe. Es esa distancia, entre el nido y el suelo. El limbo de lo humano, de la progenie. En el cerro, las piedras ruedan al pasaje. Vino rosado, tristezas tropicales. Amy tiene los ojos grandes y de perro lunar, de bestia encerrada en el limbo. Quizás mañana los girasoles puedan crecer, cuando la tierra de su giro imbuido en su centro que es la oxidación, la degradación. 

Como puma, puma de tres patas, amuleto del destino, se lanzó sobre la costra. Comió y regurgitó. Devolvió la aspereza, el abandono. Mapeó el sendero siguiendo la estrella de la nada. Los suspiros tienen voces que suspiran; voces de cansados y erráticos mensajeros. En el centro, la herida. En los costados, el nombre y la conjugación. Mañana será más capaz, mañana tendrá las cuatro patas, dejará de buscarse la quinta. 

Con antelación y mucha disciplina, alguien puso una estaca de plata. Acá, plata, cobalto, oro y cobre. El corazón, de materias densas, raras tierras. Vino rosado, cortinas abiertas de par en par y el corazón abierto como el hambre. Enojada, la hiedra va cubriendo la expresión del muro; potenciando la sombra. Necesito un abrazo de alguien que me quiera. Y el acorde de las tardes invernales, sótanos en la mirada, cosas escondidas, van esparciéndose como lentas y felices plagas. El sol brilla, Inti desparrama la luz como una música de campo, vieja y tiznada. La medianoche, el tumbo a la cama o a la calle o al cariño de clientes que vienen por un necesito un abrazo de alguien que me quiera. 

Desde abajo y apenas respirando, la palabra o el poema o el estatuto escritura. Alguien siempre en otra parte que no es esta otra parte. Y qué... qué hago, qué tercera persona, qué conjugación, qué niebla arrasadora...

sábado, 20 de julio de 2024

Estaré agudizada, puntualmente estresada. Quiero todas las colas de zorro protegiéndome, abrazándome como brazos de sol, de cielo cuando cae la tarde. Ared en uno de sus versos escribía: soy una fiera malherida y como tal actúo. En este momento, artificio de personas que juegan a esconderse en mi memoria. Magia y alquimia bastarda, desprolija. Puse manos a mi espera; a mi quién pensará en estos ojos cuando camina por la calle o sirve vasos de agua. Por fuera, un buque de expedición. Por dentro o por debajo, la llamarada, la anunciadora de que algo se apagará para siempre.

Anoche, sobre estimulada, no entendía las conversaciones, los gestos, los simulacros. No pude retirarme, elegí no hacerlo.  Alguna vez quisiera, simplemente quisiera. El - poder hacer - haciendo nada y con la cabeza puesta en producir poemas o libros o artículos. Arder, vaciar la cartera a mitad de la noche, solaparme detrás de los murciélagos, entre barracas y construcciones de adobe. Convivir en el pequeño estrellamiento. Besar y alimentar mi fracaso, el desastre en los ojos cuando algo se quiebra a mis espaldas. Sólo arder...llorar y comunicarle esto a las plantas, a los muros, a quién sabe quién. El quién y el cómo, cuerpos anónimos, palabras que interrogan en lectura y en pronunciación. Quién... la lechuza en la ventana, relojeando mi tiempo de sueño. La lechuza de la infancia, el chuncho o los primeros colores vistos, distinguidos unos de otros; la conformación del espacio mar y el espacio cielo: una mirada a las primeras pisadas en la playa, entre el güiro y la conchilla. El mar me besa. La mar me besa. Mis hermanos de arena, mi orfandad de arena, mi amor de arena. 


martes, 16 de julio de 2024

 No podrás con el alcohol

 te servirás las copas que sean necesarias

 y sentirás que el mundo cabe dentro de la caja

 <la dosis hace el veneno>

 

 Sobre estimulada, escucho 

 y leo estupideces de guerrillas no binarias

 la sinsazonada razón europea

 colándose en los barrios

 

 Ya no eres maricón

 ahora

 más que nunca

 eres el rut y la sala de espera


 Las salas de espera son comunes

 espacios de recogimiento

 pequeñas misas empobrecidas

 camillas vomitadas y gente repartida en el piso


 El nombre, que nunca se te olvide escoger bien el nombre

 para que a nadie se le olvide

 que estuviste en una sala de espera

 y luego escribiste sobre eso

 sólo sobre eso 

 mientras erguías el cartel de un muerto 

jueves, 11 de julio de 2024

BOX 311

Duermo demasiado, cierro los ojos demasiado;

hay mundos equidistantes; otros furiosamente separados.

Ingrid Magnussen mira por la ventana y ríe.

Ingrid Magnussen sabe de té mortífero y de agudas dolencias.


Mañana, 12:00pm, nuevamente visita:

el cirujano de los sueños, 

pastillas para tronar la cabeza y...

relajar el pobre entendimiento planetario.


Palpar el rostro; cada hueso, muela, mejilla.

Voltear la cara, desarraigar la vergüenza para nuevamente permitirle la entrada.

No hay pociones; el atrevimiento se entrena, es un músculo, una fuerza.

Hoy, débil.

Hoy, escondida.

Hoy, amando mínimas empequeñecidas cosas.


Nada es nada para siempre;

en el desierto, llegada la noche,

las sombras se acoplan a las piedras.

Pero ni piedra ni sombra;

ave

y ave apenas voladora,

apenas criada

para el viento.



Estar enferma de la mente, es estar enferma del cuerpo. Si mis pensamientos son enfermos, también mis ojos y mis mejillas; mis huesos fortalecidos y esta - rara - aparición en mi rostro. Las preguntas vienen, como heraldos asesinos de la noche. Si se rebela este misterio, podría descansar... en mis propios brazos, entre mi propia niebla. Mañana, médico; hoy, médico. Siempre un médico asesorando, un recinto cerámico. Pon música, concéntrate, fíjate de afuera; del sol cruzando la ventana. Mi jefa me pregunta si asisto. Porqué no nos hace el favor y se cuelga de pronto en su propio negocio. 

¿qué es? Platonismo, espejismo. ¿cómo? Trasladando una máscara a un rostro. ¿por qué? Por creencia instituida. ¿para qué? Superponer una sol...