Me estremezco; todo me palpita de forma aguda y desesperada. A veces, sólo quiero apagarme como una brasa pequeña y solitaria. Apagarme con un poco de saliva; desinflamar provisoriamente esta herida... Caer al agua que está dentro de mí... retorcerme hasta invertir la carne y dejar expuesto el dolor y su composición imprecisa.
Masticaría el sol de la mañana; aferraría a mi cuerpo el calor y el destello. Me gustaría pulverizarme como ceniza; sostener el derrumbe con las manos heridas... pero no puedo; justo en el borde, me niego la posibilidad de extinción.
Y vuelvo a soñar y todo vuelve a reventarse.
Sigo aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario