jueves, 31 de julio de 2025

costas y majadas férvidas

Las cortinas las descorre el viento.
La lluvia es de noche;
es para siempre el sonido de la infancia.

O un valle seco
enmohecido
y allí jugábamos a roer nubes
a masticar vinagrillo.
mi zorro titilante
mecido por los rayos de la aurora
girabas entre las rocas
que son indicadores de hallazgo.

Te pierdo en la ola
te rompes en la orilla
te come las uñas el rito de mirar hacia atrás.

Allí jugábamos
dormíamos con la boca líquida
y los ojos, ópalos luminosos,
tenían el verbo - huir - inscrito en su centro.

Huir
o despoblarse
o correr al cerro con sus pájaros aguados.

Huir
o irse irse irse en el sonido de - lo encontrado -
o forjar maravillas en la arena.

No vienes a besar mi ventana,
que es tuya cuando llueve
y permanece transparente
como un rostro de hecho de ecos.



domingo, 27 de julio de 2025

En cada existente, en cada cosa

Quién emerge de las paredes como un hada de vapor 
Quién me encuentra y me señala rutas perdidas
El calor / los braseros de La Plata / la soledad, incorrecta y amplificada...

[Al llamar / sólo llamas a quien asiste]

La noche vendría siendo una estrangulación
Una fuerza centrífuga con sus sombras robustas y prófugas girando detrás

Todo gira cuando veo mi nombre inscrito en ninguna parte
porque no tengo 
porque es inadmisible decir que mi apellido es un apellido y sólo un apellido

No estoy agitada / no jadeo como un pájaro muriendo / no como vidrio de ventanal roto de bancos atracados/ no veo el fuego en los ojos de los perros callejeros /

Y la cabellera
como clavos o erizos congelados
Y la voz
escuchada en otra medida, otra náufraga temporalidad.

¿Crees que hacemos las cosas por naturaleza?
¿Crees que el cerco se corre?
¿A qué dirección, contra qué cuerpo, contra cuál superficie?

Odio de toro acuchillado, roído por la patria, pateado y mordido por la cueca

Odio de siempre que es para siempre porque así debe ser sino para qué estas cuerdas / estas pastillas / amarillas y rosadas / esta inteligencia de rata o culebra / estos besos solitarios y ardientes, moteleros / este abrazo de sepulcro, de Cóndor extendido, de hueso roto, irreparable / 

¿Crees en una bella bahía, un paraíso canero, una sidra de manzana, una taza de té rojo, en la individualidad?

Mi mirada está picada igual que la taza

Una pequeña burbuja de aire
rompe el acero 
rompe su dilatación

[estornudas en mi cara]

Si te dijera
que en las sábanas grises, hay muertos
y en las ventanas, rectangulares y angostas, muertos observan
o en la noche, trepando al otro lado del planeta,
un muerto me besa
la boca
mirando al espejo. 

Muertos
en los platos
en las viejas plantas
en las micros
y más allá o más acá
entre nosotros
y a través de los cuerpos 
muerte
bahía
Bluebird / Bluebeard


Esa es la noche
Esa es la noche...

lunes, 14 de julio de 2025

 Al alcanzar los frutos rojos y dorados del chañar, estiró su boca y besó la piel. Pensó que podían ser venenosos, nocivos y no hincó sus dientes, aún parejos y regulares. En Chañar Blanco, el cielo siempre podía ser un hermoso charco de mármol, con sus nubes dispersas y estiradas; los eucaliptos, proyectores de sombras en cerros y quebradas. ¡Qué belleza en nuestra visión y en nuestro corazón, un pájaro ardía! siempre pájaros, aves, sobre todo chunchos, pequeños y veloces, cazando ratones y culebras a toda hora, mirando desde la copa de nogales y nísperos. Me encantaría traerte ese recuerdo, que conocieras mi primera juventud, la única verdadera, en los pozones de río, en la magia de lo viejo, en mi interior medianamente despejado, antes de la tormenta interminable que es - ser un ciudadano adulto -. Sin embargo, ese no es el punto que quiero discutir. Allí, vi chacras con porotos verdes, vi patos buceadores. Pude ver la noche más bella que alguien puede ver. Llena de iluminaciones milenarias, destellos sabrosos. Todo tenía espíritu, vocación, inclinación por la vida y su oxidación. La casa, de barro y adobillo, con pequeñas ventanas y grandes puertas, estaba dividida, dispuesta en partes. Mis abuelos restauraron de a poco las fachadas, las conexiones de agua, los suelos y pisos, incluyendo los accesos con barandas a la zona de árboles frutales y pozas de río.

El sol brillaba y yo, incluso, lloré más de alguna vez, en uno de los patios de la escuela rural que estaba cerca. Lloré porque amaba y era muy, muy joven para soportar una distancia corporal con L. Era un afecto reforzado por la heterosexualidad, por la persecución, en el sentido de ser un - cruce de maricones - - una asociación de travestis recién paridas por la adolescencia -. La prohibición. Nuestra porfía. En fin, otro punto al que no voy ni iré nuevamente. El cielo giraba y brillaba con lentitud. Tus ojos habrían titilado, latido como un astro. Rasek. Tu nombre me tiene exaltada; rompes mi coraza de india - desconfiada -. Mi corazón está en estas ganas de mostrarte mis hermosos recuerdos en tierras líquidas, donde, juntos, habríamos cosechado limones y los habríamos comido cruzando nuestros dientes y lenguas, babosos y sedientos, ácidos. Ahora, los años pasan, corren, y una con ellos, porque una está dentro de los años, ellos nos cumplen, nos estiran como sombras de autos moteleros en la noche. Y la sensibilidad, el tacto, el o los conocimientos sobre cosas como materiales particulados, exceso de nutrientes o plumajes de aves; todo eso, a solas con el mundo entero y contigo, mi puma azul, mi Andrómeda, cercano y luminoso y fríoardiente. Tengo esta poca - consciencia - de mis estados mentales - que no son otra cosa que estados del cuerpo. Te cuento mi - primera juventud - porque no podré contar mi - última vejez -. Dudo que alguien pueda. Pero yo tengo la certeza primaria, la obviedad... y espero que puedas ver el animal majestuoso que se presenta en la hora en que cae el sol y dora las pieles. Es tú, es nosotros, es cada piedra en el camino. Es la vida y la muerte pero no separados ni contrapuestos, sino que mezclados en una - inexplorada, por imposible, maravillosidad -. 

¿Estárá volviendo, con pronunciados ecos, una F. triste, doliente? Sí, pero no la misma, nunca la igual, nunca el mismo lado. Anoche, muchos sueños. Mucho animal desconocido, quimera. Reencuentros, cálidos en el sueño, estúpidos e innecesarios una vez disipados. Pronto, juicio. Pronto, requerimientos médicos. No tengo miedo. Tengo cansancio y también una sed nueva, una saciedad nueva. 

No pensaba en esto, al contrario, creí encontrar una linealidad parcial, una cuerda más o menos firme. Pero aquí voy, con un nombre en la boca, en los ojos, en el cuerpo, un nombre al que amo. Rasek. Yo desaparezco. Yo huía. Yo. Amante de la disolución social, del - grato momento a solas con todos los pájaros posibles -. Estar sola es estar tranquila o intentarlo, al menos aquí, en esta metrópolis donde la asociación está trazada sólo y únicamente por el trabajo y el goce individual. Lástima. Pero seguí, seguí y encontré pequeños espacios rutilantes. Llegas y existes. Muchas cosas - aparecen -. ¿no es verdad? ¿un último tiempo difícil? con temor o sin el, de frente y contra cualquier sensación autocompasiva. La noche me acompaña, con su filo; con su luz trepadora, arbórea.  

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Es la mañana. Tiene frío en los pies. Afuera, las cotorras continúan su barullo, su comedera de larvas y chanchos de tierra. El día comenzó con sol polar, nubes a lo lejos, en retirada. Los árboles, especialmente los maitenes, en reposo, crecimiento. Hay horarios establecidos. Se dice, con sudoración en manos y mejillas: 11:00am, sala 403, torre B. Error. Error en la torre, era otro el juzgado. Todo es una bola de acero y ella en el centro, agazapada en su propio cuerpo, en el pensamiento fugitivo, en la idea que la sustrae del mundo metálico, de zapatillas desabrochadas. Llega a la audiencia preparatoria. Todo es lo mismo quiere decir todo es lo mismo. - Nunca un rico pisará la cárcel - se reitera, interiormente. Entonces, con la misma información entregada en el control de detención, procede a retirarse. Un gran suspiro en la micro 511, unas profundas ganas de caer y traspasar ¿cómo se llamará lo que pisamos en las micros? ¿superficie, piso, suelo? en fin, ganas de traspasar la capa, también metálica, debajo de sus pies. Eso tiene. Unas inmensas ganas de caer y rodar como un topo hacia el fondo, desprenderse de su ropaje, de la bravura de jueces gays soberbios. Todo es un juez gay soberbio. Él administra la cárcel, sus antesalas, las condiciones de reclusión. Es un administrador financiero, monetiza la entrada y la aparente salida de imputados - con la condición de ciudadanía retirada, si es que alguna vez se les asignó -. 

La micro va tranquila. Es una bomba. Es un día sin palomas, sin viento, donde los vidrios se quiebran al menor vaho, donde los mirlos construyen, andrajosos, sus propios nidos. No hay tiempo en el tiempo. No hay excusa para que la micro se detenga y no explote. Va con El Jardín Secreto. No piensa más que en jardines secretos. F gustaría de llaves que sólo abran jardines, puertas y corredores amplios; incluso ventanas y pasadizos. Llaves hechas para abrirlo todo. -  Hay llaves en el pensamiento, habrá llave para este lado de la micro que arde - comenta al vidrio, soleado y vaporoso. Pequeñas casas de adobe, reparadas con escuálidas capas de cal, bordean la verma. Los manzanillones silvestres aquí no crecen, Tampoco los maticos, arrinconados en los viejos patios de Santiago. Más tarde, la vuelta al asunto, incansable, el episidio crítico, una sinfonía lamentosa, un río de posibles miedos... temor. F. teme en soledad y ama en soledad. No se afecta públicamente. No requiere de nada más que música, su boca, también la de Rasek y escribir en pequeñas libretas, manchadas con aceite, tinta desparramada o ceniza. Ceniza. Un viaje a Huasco no estaría mal. Podría ir y planificarlo rápidamente. Un viaje a la tierra primaria, al origen de todos los orígenes. O, quizás, Coquimbo. Ver a Cian, sus hermosos ojos rasgados, su color dunario, fresco y ágil. Con sólo verlo me emociono, con sólo pensarlo, pragmático y organizador de tiempos. Caleta San Pedro. Huasco. El  borde costero y su kamanchaka; la niebla que riega majadas y cerros. Pero bueno, Barrio Franklin es lento, la micro no pasa, no quiero transportarme más. Si pudiera, viviría cerca de la costa, en la Parte Alta, en alguna construcción pequeña, con un sólo gato y un sólo perro. Pero no sueño, sino que siento. Y en soñar y en sentir hay brechas importantes. La materialidad. Siento con los perros que veo, que alguna vez ví. Sueño con perros que no existirán. 

martes, 8 de julio de 2025

sábado, 5 de julio de 2025

Mucho sol en los párpados, bajo mallas colgadas entre postes. Ofrecer la mercadería, ofrecer el cuerpo como una - especie gentil -. En este punto, es colaborar con el escuálido bolsillo de los comunes, de quienes asisten a falaferia para vestirse, comer o encontrar lápices de alta gama sin impuestos y sobreprecios. Dibujar o pintar o rayar se facilita cuando tienes las herramientas, cuando creas un acceso ambulante, vívido y pequeño. El robo es compartir. Y, mientras mis vecinas me alientan y se preocupan de mi alegría, de mi tristeza, pienso en lo que hemos construido. A ti, o quizás una versión insólita, menos conocida, te vi en una tokata, a ras de la tarde noche y te abrí mi voz. Conversamos, leiste la propaganda y te acercabas lento, distante. Ahora, acoplados a la noche, a las calles que recorrimos buscando plata. Te beso, te deseo y me deseo en ti o en tu pensamiento fructífero, también en las diferencias. No somos iguales y es una alegria esta disparidad. No podemos ser imitaciones, no quiero que nuestra sombra pierda su propio rito. 

Antes, cuando pensaba Santiago, una magna tierra de edificios, de corredores donde somos anónimos y la palabra no tiene ecos sino muros, tuve miedo, miedo de posibles derrumbes. Quizás, esta celeridad es una muerte estirada, por más rápido que se apaguen y enciendan las luces. Aquí, en la metrópolis nos hicimos conocidos, amantes, lejanos, traspirados cuerpos que encuentran sonido en los rosales de Quinta Normal. Una nueva R, fue lo que escribí primeramente para ti y para mi. No la letra, sino la experiencia. Y lo fue. A pesar o a favor de mi propia inquietud, puse mi fe en el encuentro, en la - aterradora manera de afectarse que es amar -. Y, sin saber como vamos, logramos llegar a la mitad del río, que es el estado permanente de las cosas, porque ese es el misterio, no tener idea de qué hay cruzando. Y caminamos y damos pasos ebrios de tango, de boleros mientras el vino sutura nuestra sangre, apacigua nuestra oxidación. 

Las noches, en comisarias, en parques, plazas viejas y escondidas o las mañanas en la feria o en la musica de Sade, te encuentro y me asistes con fuerza, física o fantasmagórica. Rasek. Rasek. Un nombre fuerte, frágil por su singularidad, difícil para la memoria, igual que mis apellidos y mi nominación. Rasek, mi ciudad es un recuerdo ardiendo, porque, en el fondo, nunca tuve materiales para sostenerla. No soy corregidora, no soy la voz de una masa, arrasadora y uniformada. Estoy acá, en tus palmas heridas, en el desierto que es mi lugar definitivo, por destino líquido, por las aguas que producen rutas en mi espíritu. 

Alguna vez, una primera vez, sentí el olor, palpé tus tejidos, abrí tus ojos... y decidí quedarme, decidí que yo tampoco soy tierra baldía, que en mí nacen lirios y espinas, esta vez para ti. Corrimos, nos corrimos, nos caemos y rompemos el espejo. El espejo sería autocompadecerse por todo. El espejo es nosotros, la singularidad.  Y en la noche de Caldera, despejada y lunática, con sus playas y rocas ardientes, continué para ti, de manera similar a cómo sigo en la actualidad. Seguir en el sentido de trazar un camino. Este camino, al igual que la ruta de Bahía Inglesa, me lleva a ti, a tu olor, a tus manos que me parecen objetos sagrados. Las beso y las meto en mi boca para ofrendarme tu cuerpo. Quiero esto que es una - zona de calor, de temperaturas agitadas -. Tus dientes, la gata mirándonos a las 07:00am. La ritualidad. El camino del zorro, del puma que me acompaña en el delito, en el sexo, en la enfermedad, en el cariño que es lo mismo que lo anterior y mucho más. 

Hay trampas en el lenguaje: los trucos de desmontan.
Hay sentimientos encontrados: también perdidos, ignorados.

Entre el punk de la primera noche y los boleros de las últimas, hay grandes diferencias. Ahora es cuando, también cómo y porqué. Sólo ahora ya significa un vasto mar, un amplío estero. Allí estamos, en la ruta, en la dorada lluvia, en el pan casero, en las sopaipillas y la fruta cuando caí detenida. Caer detenida no es caer detenida, alguien viene, te señala y te detiene. 

Quería este paréntesis para ti, para mí. Estás en mi espíritu. Y la noche que nos regala su somnolencia, su fulgor, su filo, está de nuestra parte, mientras suena Luz Casal:

"Si tienes un hondo penar / piensa en mí /
Si tienes ganas de llorar / piensa en mí. 


miércoles, 2 de julio de 2025

escaleras

Conocer la palma de la mamo
para conocer cuánto es un puñado
cuál es la medida / el que mucho abarca /

Yacer aquí sería yacer dentro de un órgano 
¿cuál?
¿qué deterioro?
enferma, enferma del corazón y la garganta
cuando las palabras son peñascos.

Y a quién decir
¿a la noche?
pobre y majestuosa máquina de ecos
¿a las personas?
manada demasiado grande, multitud llena de asociaciones y disparidad
¿la fórmula?
ninguna, ninguna y sin embargo, un método contra los espejos y las visiones de mí en los cristales de la ciudad.

Padezco o me asisto
no lo sé.

Me abriga mi ignorancia 
y pido asilo en el silencio.

Qué bella tarde, qué hermosos colores
trae la nada cuando el lorenzo es un Dios al otro lado del planeta.



Murciélagos

En el lenguaje hay una casa abandonada hago ocupación para husmear los viejos utensilios las herramientas para decir aquí ya no aquí el cora...