Como lobos en la nieve, correrás, padecerás la soledad en la manada; rasgarás árboles mancomunados en la noche, abrazados al viento. Tienes miedo. Pánico. Los tristes harapos, esa vieja costumbre de limpiar el piso con tu nombre. Hay perros en tus ojos, también tordos y cabrillas. Nunca mencionaste < ecología coja, depresiva, incolora>. El desierto es una gran aventura pictórica, coreográfica: da saltos, de estación en estación, a todas las posibles numeraciones pantone. Los Pumas azulados, cruzando la sierra con hambre en los ojos. Qué extraña tecnología, cuerpo árido, artefacto o artesanía. Tendrás fe en la noche; habrá luz en los cerros y en los botes, motorizados y electrificados por la luna o por petróleo o impulsados por toninas plateadas. Ellas tienen la tarea de impulsar la sal, ellas tendrán la sed necesaria para hacerlo. Qué hermosa será la tarde, con té fresco de durazno, píldoras, encogimientos. Habrá llanto desmedido, vocales extras, abecedarios largos y porosos momentos de descanso. ¿A quién? ¿carta? ¿desierto? ¿dónde vive tu palabra? ¿en el cuerpo, en el contexto, en el trino de los guarenes que engañan a los pájaros?
Más tarde, tras larga cabalgata sobre mula, notarás el cuerpo raso, transportable. Serás agua, desolación de indio viejo. Querrás beber de la vasija, estará vacía. Estará vacía porque no reconoces el agua. Los tiempos cambian. Los tiempos cambian. Los tiempos cambian. ¡Qué matadero de quebradas! allí continuarás diciendo < no debí romper mi hielo >. Estarás ojeroso, precioso, hecho de plumas de Caracara y te colgarás a la luz y los interruptores tendrán erecciones y sufrirán dulces y amarillos espasmos. La voz es un espasmo. Tu vida, trop bon. Demasiado para ser real; muy real para viajar de un idioma a otro. El desierto es un idioma. Una lengua enroscada. Algo esconderá cuando se retuerza. Estarás cerca del mar, valiente, perecedero. Intentarás llamar, marcar el número, contestarás tú mismo; te dirás nada, dirás que puedes entenderlo todo, saborearlo todo. Cuando la iluminación decae, se difumina o dilata, entran pequeños espíritus locales. Te comerá el aluminio, la parafina, la sal. Tendrás sueños con muertos bien vestidos, le dirás ancestro al desconocimiento. Ancestro es una comida. Tierras carbonizadas, hundidas; geométrica y geológica tristeza. Píldoras para la sofocación. ¿estás sofocada? ¿quieres sentir amor? ¿quieres protección? no, no, no. Quieres. Solo eso. Hay manifiesto de la contradicción. Puedes plegarte a los muros, ser y dejar de ser en la sed; convertirás la estafa en magia, en una < poderosa área del transformismo>. Hay caminos que destruir. Tomar las riendas es quedarse inmóvil, suspender para siempre o para nunca o para nada toda actividad. Tendrás miedo, pánico, alegría. ¿Cómo es que se tiene? ¿se alberga? ¿harás en ti un apart hotel de lujo para tus impotentes impotencias?
Solar. La única energía solar terrestre que existe no es solar. No hay necesidad de repetirlo. No serás un lobo en la arena, acostado en severas yaretas. La ciudad es iluminada, palpita, jadea, muere y renace en su seno. Los cementerios son alegres pasadizos, arbóreos escondites. Tu mirada, una medusa rosada y asfixiada. Te gustará el golpe, la cachetada, las palabras. La ciudad tiene palabras y no las tiene. Correrás mansas avenidas; habrá ojos en las alcantarillas mirando la calidad de tus dientes. Nadie medirá tu honor singularizado. Estás hermoso, pobre, irregular. Murciélagos, con ellos harás alianza cuando la noche sea sólo polvo y taquicardia. Fumarás, expulsarás edades, asociaciones precarias, montículos de piedras llanas. No sabes construir pircas. No sabes la ciudad. ¿Y para qué? ¿y con quién? ¿para qué la fe? creerás de todas maneras, construirás un escuálido motor. Llegarás del trabajo, porque siempre se llega de algún lado, a un lugar que no es el cementerio. Los ojos brillan esta noche, como azulejos recién pulidos. Bailarás tango pero sin saberlo. Tendrás la última palabra, aunque no puedas reconocerla. No hay uso del lenguaje, no cambiaste nada, no pudiste porque eres dulce, combinación fortuita. Esta noche un mirlo será el que te abandona. Tendrás breves compañías, pero un mirlo dirá adiós dentro de tu boca. Está en la ventana. La noche es negra y azul. Nunca más es esta noche negra y azul.