martes, 3 de octubre de 2023

lloro

me muero, por goteras, asumiendo mi imposibilidad de ser, estar; la incapacidad de poner la otra mejilla como una niñez pálida, opaca. Estoy roja de rostro y manos, por rabia sostenida, porque al mundo le he dicho que no cuando sí y que sí cuando no. Miro las vías del tren, el caudal barroso, las alturas vertiginosas. Formas de culminar, concluyentes. No puedo, aún no y pienso en el pájaro negro que roza mi hombro: veloz, decidido, azabache. Quisiera que el dolor sea un pájaro en mi vida, que algo se pose en mí como una mano de gigante y me refugie para siempre en sus falanges. Quizás eso significa <estar pidiendo ayuda> <s.o.s>. Pero algo me detiene, algo que soy aún frente al espejo, doblada y confundida. 

El mirlo rozando mi hombro y yo parasitando su velocidad, queriendo entender cómo es posible, cómo se vive sosteniendo alimentos y ramas y cosas vitales y desplazamientos; todo a la vez. Deberé sentar cabeza, aplastarla. Deberé oír mis pulmones, mi pulsación, mis arcadas. No más mente, no más la imaginación y sus proyecciones extendidas, cómo un campo de clavos. Pájaro. Mirlo, paloma. Cualquier animal menos el pensamiento. Esta vez no. Está vez nunca más. 

Lloro 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 anda a mear otro poste, perra aparecia