miércoles, 22 de febrero de 2023

F

La llamarada sobre los cuerpos, la simbología en las murallas y una cuerda frente a la ventana. Vuelvo al punto de partida, que es la distancia entre una palabra y otra. Quizás ahora, cuando me siento capaz, algo me tumbe y vuelva a recoger las flores que arden en la soledad. No quiero pronunciarme como lo haría un muñeco, con sus harapos tristes y la mirada abierta como un mapa. Sólo espacio, no podría decir cuánto, quizás tiempo, sólo tiempo para ser la sanguinaria que crece enrojecida. 


Pender de una luna rota, arrojarme al vacío de unos ojos que me observan aún si es la hora de partir. Las criaturas irremediables y tristes nacieron conmigo, justo cuando algo moría en algún punto del cosmos. Un espeso material, la congoja o la virtud de alguien que permanece en silencio.


"El agua siempre tiene prisa". Cuando creí desconocer la templanza, cuando miré y no ví nada, sólo bastó el pájaro despeñándose en los párpados.

Quizás sol signifique solamente el desplazamiento de las sombras, quizás aquí y ahora no sea aquí y ahora duele demasiado...

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