viernes, 28 de febrero de 2025

Dolores muy agudoa en la cabeza. Van 6 días.  Harta de la metalurgia. Densa. Todo me duele densamente. Quizás, muero y Alejo tiene - por mi propia mano y voz - que administrar mi cólera, mi fé escrita.

miércoles, 19 de febrero de 2025

galopa

Saxofonista. Suicida. Insecto lunar. Siempre cosas imposibles. Siempre corista del viento, desafinada y agreste. A ti no te puedo oír con claridad. Me electrocuta mi paciencia, también mis patadas a la nada. Qué estoy experimentando... qué si no es eso, veneno y antídoto; revés y derecho. Nerviosismo. Depresión severa. Mi historial incluso antes que mis enfermedades oculares. Todo es una <época vieja, anterior> y el futuro dista mucho de ser una experiencia material siquiera... 

Aprendería a cabalgar, sola entre los montes. Eso me haría rápida, conectada a los ojos del caballo. Un pequeño horario para amar cosas pequeñas y horrendas. 

martes, 18 de febrero de 2025

Terrenos Baldíos

Dos perros juegan a perseguir movimientos, luces. Casi todo es arenoso, como seres vivientes en una tos muy seca. Pequeños remolinos y sus ardientes giros; el juego óptico entre los perros hambrientos y las piedras. Entre medio, fresco y pobre aguacero. Hay vida en esa lágrima estirada; el pozo donde los alcoholicos se lavan la cara. Agua, acequia tatuada y diseñada para hidratar la vieja voz del norte. Tienes el corazón de tierra, un corazón ardiente. Besas en la cantina, con tus perros amarrados a la nada; a su propio delirio visual. Duermes en el agua, como los zancudos, al costado de dudosos terrenos baldíos. Y porqué baldíos,  si la totora pobla sus orillas; si tú besas y duermes y prendes y te angustias sobre el agua y los matorrales calientes. 

Baldío no es vacío. Baldío no es paisaje. Baldío no es humano. Los pequeños huracanes de basura y plumas de jilguero; desaparecen con su polvadera danzante; duermen o lloran en carpas transparentes. Media noche, solo una porción de noche porque los ojos brillan y el vino tiene deseos y promesas propias. Alguien viene a recoger sus trapos, a remojarse las manos, a masturbarse, escondido en la sombra de los pimientos. Punk o perro o maricón o terreno baldío o quizás pájaro, tórtolas surcidas en el sol, cocidas al calor... ahí la noche,  el bebedero abierto, los besos y las patadas a la nostalgia.

lunes, 10 de febrero de 2025

Lo Castillo

No habías aparecido 
No tenías nombre
No había barco ni muelle
No ojos ni boca ni sudores
Ahora
mordedura
observación a las plantas y al mar
comentarios de nuestras abuelas
acoplarnos en la noche húmeda

No 
No es ahora
Es destino, cada cosa; suceso;
Para trazar un camino 
un pájaro construye su ruta volando.

Zorzal o Lirio
Zorro o lagarto de niebla,
así me escurro a tu lado 
y prendo velas transparentes
y consigo saliva de tu boca
y desaparecemos en el rito de la carpa
cerrada y oscura
hundidos en la arena
convertidos en un ladrido de perro lejano y desaparecido.


Todo Huasco tiene chimeneas

 La noche abierta, rajada como la guata de un perro al comer vidrio. Titilantes puñaladas. En los ojos, barcos que se hunden. Vino tinto, la espiral conformación de los soles de mar, el tabaco, el sabor a vainilla en la boca. Tenía hierro en las manos, también en los pulmones y en la cara. Todo es un relave. 

La shopería verde, con sus LCD y sus viejos partidos de fútbol. Los viejos y sus aposentos y el alcoholismo; los cigarros pateados a la otra vereda. Bésame en el centro y en la orilla. Desaparece la figura, los ojos de lobo de mar, aguados y negros. Las gaviotas y la risotada. Toda la vida en una pequeña empanada de marisco; en quien trata de escribir y termina diseñando una geografía tenebrosa, admirable. No te vayas, no entiendo, me confunde. Chulengo, piedra de iglesia vieja o lata. Cualquier geometría es un - divino tesoro -. En Huasco todos tienen chimenea. En Huasco, beso, frotarse como dos rocas que arden; la saliva; las viejas amistades y los vapores químicos. Ibas y te enterraste, eso dijeron. Eso dijo la PDI. Te tiraste varios kilos de cal encima del cuerpo, luego de cavar un hoyo. Qué dirán los siempre saciados de todo. No tienes opción. Esa es la regla primaria, la colorimetría del paisaje. Así se suicidan los asesinados.

Los pasajes de la adolescencia, los intentos de atropello a los maricones, esas tercas y porfiadas lokas, ahora treintañeras. Y aún así, las estrellas como pecas plateadas; aún así los ostiones y los chungungos y la tradición de comer pan con aceitunas. Acá, un pozo, una avenida, una costanera golpeada por las olas, con las putas arrimadas a las viejas casas, regias totales. Te beso en el desierto. Te beso como una niebla fría, envolvente. Los poemas, los invitados, el cáncer, las churrascas calientes. En el mini, el calor y las ruedas derretidas; los asientos de felpa, hervidos en sudor. Y el frío, porqué el frío, si todo Huasco tiene chimenea. 

hablar de la sed

Alguien me ama es puerta   agua     sed enojo   perrocallejero Oigo voces en las campanas; voces que ruedan a la orilla. Excentricidad ¿cómo...