lunes, 28 de octubre de 2024

cómo hablarle a la propia voz

Quizás no el miedo
Sí la desconfiaza
Con eso juego y participo del encuentro
Así me muevo, aflojando lentamente
Con mis ojos y mi rostro de arena
Mi manera desprolija de decir "quizás no he sido cuidada lo suficiente" 
Mi guarida en la voz
donde las palabras son pequeñas 

Así te hablo
Con la fuerza de la nada
Quizás mucho de peces
de pájaros que apenas he visto
Y no sé cuál es la necesidad de nombrarme
No quepo porque no voy sola al encuentro


Quiero la velocidad de Sha'carri Richardson
La belleza relampagueada 
Y abajo
Y la noche 
Como un gran bebedero de personas muy solas
Y arriba
Más arriba
Donde la vista es un limitado artefacto
El caos
Las enormes materias 

viernes, 25 de octubre de 2024

R, una nueva R, más abierta y hermosa

Inesperadamente, algo dulce cae en mi boca y es tu agua; el pozo al cual caímos sin temor aparente. Llegas y hay silencio; por fin silencio en cada cosa, inerte o viviente. Los perros juegan libremente entre los rosales. Yo te miro. Le abrimos una pequeña franja a la primavera. Adentro estoy yo. Adentro y arriba. Te veo...

miércoles, 23 de octubre de 2024

No puedo extrañar lo que está conmigo siempre
Los ríos los cerros el calor dentro y fuera del cuerpo
No extraño el norte
No extraño el norte

Extraño que estemos en la misma locación, física
Que este amor imposible sea cierto en un mismo lugar
Nuestra sangre siendo nuestra sangre
Lo entiendo
Más allá de la acta de nacimiento
O el certificado conadi
Tenemos esto que es una parrilla ardiendo
en el espíritu
Un crisol a media noche que nos une y nos disgrega como pequeños minerales


Perdí poemas
declaraciones
palabras perfectamente entramadas
Y ahora
tengo una lengua retorcida
vasta en desaciertos y confusión
bosques espinosos, escaso follaje y aún así
pocos claros de Luna 

Mi mamá desalojada, mi hermano desalojado
Porqué a los Huanchicay la misma historia
La reiteración de la puerta de salida
No hay lugar para indios depresivos más que el huesero en el fondo del pozo
Mi tía, en el teléfono, me comenta;
Me vine por mi hermana, mi sobrino, a vivir aquí.
Entonces, se van, hay un desplazamiento que no es el desplazamiento de la rueda
Es un triste movimiento 
Todas nosotras tenemos nuestro La Laja en el corazón
Y en el espíritu 
una insolación permanente;
un pellejo de Dios atropellado.

sábado, 12 de octubre de 2024

mostacero

no ignorar la fuerza locucionaria del lenguaje
/ tu cuerda no es la mía

Las bromas sobre golpearme son advertencias no bromas sobre golpearme

La primera medida:

Te tengo en la mira
Te traduzco
Hay otros como tú
Delirante o cuerdamente frustrados
con su propio deseo

¿Quieres que muera, que me vaya, me quieres en retirada y en silencio?

Segunda medida:

Tengo la suficiente oratoria para quebrar un hueso, músculo, carrera universitaria o profesional
Me protejo con el cuerpo y me defiendo con el cuerpo y en mí orbita un enorme camélido


Si me voy, me iré con un pedazo, trozo; algún signo de combate

Sábado 12 de octubre

Estoy con miedo. Miedo de morir asesinada por un hombre heterosexual. Un miedo de no decir, de no advertir lo suficiente. Es cercano, me amenazó de golpearme y me hostiga cuando está ebrio. Se llama Rodrigo. Es compañero de piso. Hermano de una amiga que quiero mucho y que no sabe que entre nosotrxs dos hubo - simple sexo -. Y que ahora, yo, soy un campo de supuestas its para él, qué si acaso me metí con 8 personas durante esa fecha, que recibiré golpes dependiendo de los resultados, comentando sobre la "perversión" que sucede entre su papá y travestis, que probablemente contrata a compañeras, pero sigue siendo un excelente hombre. Yo, aquí, encerrada en este silencio de no se porqué, porqué el miedo, el miedo si no tengo nada que perder. Respiro. Temor. 

martes, 8 de octubre de 2024

Pareciera que va creciendo, que no se acaba

Se me está arrastrando a una amargura fatal, yo misma deseo y me reinstituyo ese deseo; ir a una gran sombra. Voy asumiendo lejanías de gente muy querida, voy asumiendo el temor que me invade la distancia de los pocos que creo me comprenden. Y yo, en devolución, también. Sé que soy este pozo al que no hay que mirar y sin embargo, lo han hecho, lo han decidido. ¿Cuál es mi moneda de cambio, mi - intercambio aproximado a la equivalencia -?  

No llores
No llores
No llores

¿Estás jugando a la víctima?

No llores
No hables bajo
No muestres demás

No sé de qué me protejo, qué me altera, que me hace querer abrazar a un desconocido y evaporarme como una lluvia vieja. Talvez mi crianza, mis mañas, mi construcción de personalidad y carácter; mi ascendencia india, siempre asociada a trastornos de la personalidad y depresión. Qué soy, qué me constituye. Estoy tan llena de dudas, tan desbordada como un caldero rebosado en sopa de letras, dónde sólo se leen interrogantes. 

Maldita, maldita, maldita. Cada vez pierdo más los estribos, cada vez soy menos hábil socialmente o más hábil antisocialmente. No sé cuál delirio va primero o si son sincrónicos.

Hasta hace poco, la idea de amor, medianamente neutralizada, la vivía, medianamente plena. Pero uno descubre cosas. Una tiene un don para preveer tragedias. Desde ahí, nada, un agujero, metafórico, aunque precisamente muy real en el cerebro. En alguna parte donde funcionan los químicos a los que denominan productores de amor. Quizás ya no puedo querer, quizas deba estresarme estudiando y leyendo sobre el norte o sobre pájaros y seguir con mi pequeño ritual de tomar sol, comer sopaipillas el fin de semana y fingir silencio. Seguir alcoholizándome, darme la vida mundana que cualquier ser podrido de esta tierra necesita. Si estoy loca, es porque realmente a veces no tengo control de mis palabras o de los elementos que dan conformación a mi - estado social -. No es antojadizo. Va con mi personalidad, sí, pero mi carácter está mediado por mi trastorno. No te olvides, Fen. No olvides los componentes, los materiales. La piedra, el agua, la absurda aparición de luces rojas por entre los edificios.

Hoy, casi dormida, escuchando cosas leídas moralmente. Todo se reduce a pequeñas y artificiosas leyes universales. Pequeñas, micro en la conversación; macro en la estructura. Todo lo que se hace, como práctica política, lo que se escribe, lo que se imagina, lo que se piensa como posibilidades, todo es juzgado por declaración de principios. Me aburre. Prefiero la lentitud, mi leve sordera en el oído izquierdo, que aumenta con los años y el uso de auriculares. La tarde está tibia, no hay sirenas al fondo del paisaje. No suena la paloma arrullando sus piojos. Podría dormir, en esa nube, una nube de alambre liso, hasta volverme la púa, el filo. Dormir en la atmósfera que se piensa al pensar atmósfera en pintura. 

Mañana, volver al sitio, hay Olmos creciendo. Algo originario crece, en un pequeño espacio. De Santiago, me iré en aproximado, dos años. Iré a Vallenar, a respirar y a hundirme en aguas heladas, cordilleranas. Sorprenderme, cómo recién agarrando costumbre, del hastío y la tranquilidad. Quiero atardeceres más naranjas, más deformes en color. Y pienso, ayer lloré, extrañé eso del - cuidado -. Pero... ¿Y si no soy capaz de darlo? ¿el cuidado es mérito, se mide en estricto rigor como una recompensa? ¿Doy cuidados, nos cuido? ¿soy agresiva, torpe, produzco ambientes hostiles? No sé qué ofrecer más que dudas, plantadas cómo rayitos de sol en orillas de arena.

Durante la noche, morir o querer y llorar mucho, llorar una perforación que está en algún lado y por la cual se escapa mi - zona de fé -, mi asociación a la paciencia. Pero, si lo pienso sobre mí y no para mí, quizás hago adecuadamente las cosas. No creo tener más objetivos que escribir, leer y conservar un par de amigas. Conservar la relación entre ese o dos pares. Cómo un bello par de zapatos: lustrar, lavar cordones y suelas; embetunar y sacar brillo. Cuidar. Cuidar es coser, cambiar suela y volver a componer. Leonor me hace pensar, Elizabet y Lorena me hacen pensar. Me hacen pensar y me hacen hacer (y también a dejar de hacerlo, restarme). No en orden, sino en desafío. También mis amistades, de largo aliento.

Mañana, vuelvo, dentro de unas horas, a traducirme, volverme parcialmente intelegible. Me reiré, eso sí. El silencio es un excelente compañero para reírse, burlarse, autocriticarse y desear la muerte. La propia, sobre todo. El apagón en la voz. Las caricias, temporales. "El amor gira en torno a otra sombra" Ared. Y tenía razón, mucha, siempre tuvo certeza esa frase para mí, desde los 15 hasta hoy, 27 años vívidos y también como una veladora, un paño húmedo tallado en mármol. Años vaporosos, impulsos de pumpullo. 

sábado, 5 de octubre de 2024

no sé qué es < ayudarse >

¿qué es?

Platonismo, espejismo.

¿cómo?

Trasladando una máscara a un rostro.

¿por qué?

Por creencia instituida.

¿para qué?

Superponer una soledad platónica sobre una conflictiva.

¿entonces?

Oportunidad para destituir, desarraigar una lastimosa fé.


viernes, 4 de octubre de 2024

mansa

Necesito tu morenitud, tu altura y el rostro de greda, terso térreo al mismo tiempo. "Todo el valle estaba en ti". Así nombré un poema hace 9 años. Vuelve a suceder esa totalidad, la incomprensión. Marcaste una enorme distancia entre mi grafía y la tuya; entre mi experiencia asumida y tu curiosidad, tu exploración indeterminada. 

Tal vez, debí construir laberintos de biombos, donde nuestras miradas se hubiesen podido encontrar únicamente en la dificultad. Ahora, nuestros ojos se ven y no se encuentran. No hay pupilas que se abren. ¿Me escuchas, me escuchas? ¿mi <encantador> carácter? ¿los hielos derretidos en tu lengua? tu dorada arquitectura, curva y rojiza. Tu piel como la mía, dos cerros de roca que se fusionan tras el sismo. No miento, no puedo: te hablo en silencio y pronuncio abecedarios muy propios para ven, te necesito; el cuerpo total, con su voz y su agua, pronunciada y tranquila". 

Entonces, te alejas, difuminas cualquier recuerdo o nostalgia posible. Con eso me quedo yo, que no aprendo justamente a disipar, a proteger los núcleos memoriosos. Tantos olores cruzados, besos en las manos... cierro los ojos y estás, denso y desvanecido, apenas perfilado, escondido en tu pirca de secretos. Y yo, adormilada, recostada sobre la colcha de felpa, invocándote sobre un tablero poseído por antiguas presencias, con inútiles dones.

líquidos pájaros me indican el camino

Primera lluvia y el primer desierto, con las palmas abiertas y sangrientas. No es una estigma. Es herida común, grave. Una sacerdotisa de zo...