Y sí, bajo el centenario cielo y el tajamar de lluvias barrosas, pierdo la elocuencia o lo que significa - saber escribir futuro -. Un esbozo, apenas el último respiro del chivo en el matadero. Las risas, los disfraces customizados por - obligaciones para siempre - -quehaceres permanentes -. Quiero el abrazo y también la hermosa bala rutilante y sólo sé de ti lo mismo del harapo que descansa bajo el sol, al otro lado del planeta. Al otro lado es esta latitud pobre. Ríos dónde los cadáveres flotan sobando sus huesos. - La tierra de nadie - es una condición del conejo que persigue velozmente la hora. La hora de, la hora para, la hora y sólo su sombra.
miércoles, 28 de agosto de 2024
la ciudad vaporosa
Comienzan los aparecimientos, explicaciones de vida que anteceden el avance floral de la primavera. Dos perros juegan en los escalones y en el fondo, los edificios del sector oriente. No hablas porque no tienes nada que decir, manifestar. Alguien barre tu sobra, tus caprichos y el pájaro, envuelto en vaporosos velos, cose ramas y frutas abandonadoras. ¿Un trago? ¿una cita - de dos que nada -? No se entiende o comprende. No se buscan palabras, se buscan construcciones y arquitecturas creadas por la lengua. Un silabario modesto y tremendo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Si te sorprende mi distancia diminuta, a segundos de tu - sueño profundo -, aclaro que es porque escribir, más allá de una necesidad emocion...
-
Y en el fondo, aunque no a oscuras totalmente, la noche se instala en el barrio. Alguien riega plantas, caléndulas o romero. Los vecinos si...
-
Plantas variadas, en color y forma, en profundidad de grises soleados y noctámbulos. Anochece, los pájaros tienen su centro que es una rama...
No hay comentarios:
Publicar un comentario