jueves, 23 de mayo de 2024

  La mística de la subconsciencia -o la criatura desconocida- habla contra todo lo posible; blasfema los edificios y critica el vuelo rapaz del cernícalo. Una domadora de nadas, de países nada, de tierras aguadas como el vino; evaporada en nombre y en cuerpo. El misticismo... la hiedra trepando la solitaria verdad de los dioses solos. Mañana se abnegará el puente y por entre los tajamares, habrá barcas y pájaros hundidos pidiendo auxilio. Junio. Mes de aproximaciones, de acercamientos, de desconfianza de animal solar que se va destripando lentamente. Hubo una vez una memoria, larga y definida. Ahora, en cambio, algo se recuerda, algo quedó de alguna vez. Siempre algo. Los jirones de la ropa, el olor a sexo y axila y besos con sabor a bálsamo de coco. Vociferaciones en la calle de Coquimbo, la que cruza toda la región. Fuego, ojos encendidos como chunchos en la noche. Suena My Truth y la verdad es que los pozos son de ladrillos, compactados por la gravedad; un lugar húmedo y seco. La gran forma sagrada: circunferencias profundas, hondas como una pena penosa y astillada de cuerpos y nombres extraños.

La comunicación se cortó, se agravó en silencios. A veces, un animal atormentado toca mi puerta que es la puerta que tengo detrás de las costillas. Nadie abre. Nadie quiere abrir porque sólo hay puerta, no casa, no el calor en la respiración de los gatos. Nadie puede abrir un espacio vacío. Sí, un fantasma, el navegante de los sueños traficados en algún lugar de los cerebros. Comunicación, lengua, palabra. Una triada muy vagamente unida. Unida y cosida precariamente a la expresión conversar. No necesito palabras. El cielo no necesita de consagrados glosarios universales para invocar a los guanacos y las altas flores en los San Pedro, crecidos como dioses espinosos, venerados por la niebla y el desierto. Comunicación, reverberaciones... reminiscencias. La mística frente a los espejos que son botellones enormes; allí duerme alguien; alguien que necesita música y calor. Alguien o algo; criatura o débil astro. La noche luminosa de púas y alambres, la noche luminosa guardada en los párpados. 

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