viernes, 18 de diciembre de 2020

espina

Voy hacia la nada. Me engullo la tristeza; la mastico como un sol azul. Afuera, se oyen voces gritando alguna que otra alegría provisoria; lanzan petardos y vociferan la victoria ofrecida por el fútbol. Me aplasta la presencia de la multitud y su estruendo. No sé cómo involucrarme, así que tomo distancia y sigo pensando en este mundo tan rutinario y normal. 

Necesito que el fuego
se propague
como pétalos ígneos 
sobre la arquitectura del poder.

Necesito que el fuego
se propague
en cada uno
de los deseos que
han sido instituidos 
en mí.

El fuego que está dentro mío
lo necesito 
expandido
quemante como
una tarde en Vallenar,
Ávido de caos.
 
La piedra
está cargada
de heridas.

Y recuerdo
Y recuerdo
que no hay fuego
que la calle está
helada
como
ultratumba.

Y pareciera
que el neumático
jamás se volverá vela
nuevamente
Y caigo
y me deprimo
de forma
breve y aguda.

Oigo voces
ahora
lejanas
difuminadas.

Esto es un
blues
encogido
y marchito.

¿Cómo lo hace el espino
para no clavarse
a sí mismo?







1 comentario:

 anda a mear otro poste, perra aparecia